Al vapor, fritos, en escabeche, condimentados, en ensaladas… Todos sabemos que el mejillón es un producto sabroso y apreciado, pero pocos conocen las enormes propiedades nutricionales de este molusco que lo convierten en un auténtico “complejo vitamínico” de carácter natural.
Además, estas propiedades apenas se degradan según sean consumidos frescos o en conserva, al contrario que con otros productos similares, por lo que sea la forma que sea de consumirlos nuestro cuerpo lo agradecerá enormemente.
La lista de dichas propiedades parece el prospecto de, como decíamos antes, un complejo vitamínico de los que podemos encontrar en cualquier farmacia:
Minerales:
Hierro, yodo, magnesio, calcio, zinc, sodio, potasio y fósforo. El hierro se presenta en un alto contenido pero se trata de un hierro de muy fácil absorción por parte del organismo; por este motivo están muy recomendados en casos de anemia ferropénica.
Por su parte, el yodo y el magnesio ayudan a combatir estados de fatiga y el primero ayuda a prevenir el hipotiroidismo.
El potasio no solo ayuda a controlar la hipertensión y la retención de líquidos sino que también es fundamental para el fortalecimiento del cabello, piel y uñas.
Vitaminas:
La lista de vitaminas que nos aportan los mejillones es interminable: A, B1, B2, B3, B5, B6, B9, B12, C, D, E, K. La vitamina B12, concretamente, está muy recomendada en los embarazos y períodos de lactancia.
Grasas:
Al contrario que otros productos del grupo alimentario de los mariscos, el mejillón presenta unos bajos índices de grasas y las que tiene son del tipo omega3, que no aportan colesterol y además ayudan a prevenirlo.
Proteínas:
Una docena de mejillones equivalen a una pieza de carne roja de 250 gr. en aporte proteínico.
Por último cabe destacar la alta presencia de glucosaminas: son el antiinflamatorio natural más potente, y ayudan sobretodo en dolores articulares, como el reuma, la artritis y la artrosis.
Como puedes ver, el consumo regular de este pequeño producto del mar nos ayudará a cuidarnos y mantenernos más sanos y fuertes, y todo esto con un sabor exquisito como quiera que lo consumas.
Minerales:
Hierro, yodo, magnesio, calcio, zinc, sodio, potasio y fósforo. El hierro se presenta en un alto contenido pero se trata de un hierro de muy fácil absorción por parte del organismo; por este motivo están muy recomendados en casos de anemia ferropénica.
Por su parte, el yodo y el magnesio ayudan a combatir estados de fatiga y el primero ayuda a prevenir el hipotiroidismo.
El potasio no solo ayuda a controlar la hipertensión y la retención de líquidos sino que también es fundamental para el fortalecimiento del cabello, piel y uñas.
Vitaminas:
La lista de vitaminas que nos aportan los mejillones es interminable: A, B1, B2, B3, B5, B6, B9, B12, C, D, E, K. La vitamina B12, concretamente, está muy recomendada en los embarazos y períodos de lactancia.
Grasas:
Al contrario que otros productos del grupo alimentario de los mariscos, el mejillón presenta unos bajos índices de grasas y las que tiene son del tipo omega3, que no aportan colesterol y además ayudan a prevenirlo.
Proteínas:
Una docena de mejillones equivalen a una pieza de carne roja de 250 gr. en aporte proteínico.
Por último cabe destacar la alta presencia de glucosaminas: son el antiinflamatorio natural más potente, y ayudan sobretodo en dolores articulares, como el reuma, la artritis y la artrosis.
Como puedes ver, el consumo regular de este pequeño producto del mar nos ayudará a cuidarnos y mantenernos más sanos y fuertes, y todo esto con un sabor exquisito como quiera que lo consumas.